LA HUERTA.
De su tierra risueña, nacen muy ricas plantas, de oro y esmeraldas, algunas ya centenarias como el laurel de perfecto aroma, refugio de cantos y juegos animales.
Las albercas albergan tanta vida como nuestro planeta.
Una casita como de porcelana preside los coloridos campos, las claras aguas y la paz.
Las cansadas higueras ven cada año crecer sobre su lecho frutos rojos como la sangre.
Una pareja de ancianos escucha, toca y ve la naturaleza que les beneficia.
La huerta,no es solo una huerta,es un ecosistema, y cada ser tiene un papel que es cumplido y respetado.
Solo un tomate con oquedad demuestra el gusto de los frutos de la huerta.
Cada domingo se llena de risas infantiles y maullidos silencioso.
Verónica.
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